jueves, mayo 21, 2009

Me chingaron mi trapito azul

Puras malas noticias. Que la economía mundial está hecha una mierda y la mexicana seguirá más y más jodida por culpa de la crisis que "vino de afuera" y la influenza, el catarrito que nos dio, o sea que por ahí del 2012-2013 igual, con un poco de suerte, volveremos a ver un rayito de luz. Se habrán perdido de nuevo una o dos décadas de "avance" y las generaciones perdidas seguiremos engrosando las filas de la frustración. Y tú, el que se está riendo, mejor trabaja y ya levántate temprano.

Mis pesadillas recurrentes de los últimos días están relacionadas con los días pasados en la universidad, estoy ahí, en un pupitre y pasan cosas que pasan en cosas como aulas, estoy terminando en el sueño lo que en la vida dejé inconcluso y es un sueño triste e inquietante, es sólo un sueño pero al mismo tiempo es un círculo vicioso que es a la vez una espiral descendiendo, generalmente despierto de esos sueños de muy mal humor, hago un desayuno insípido, maldigo mi destino de ama de casa y desempleado. Me miro al espejo, saludo a don Frustado Alcántara. Doy gracias a Dios por el milagro de un nuevo día. Me doy ánimos, me palmeo los cachetes, miro con saña esa cana que me ha salido en la barba, pienso en el día que se abre frente a mí como un abismo y una puerta que rechina. No sé cómo explicarlo. Todos alguna vez descubrimos el tiempo como un montón de libros apilados y cubiertos de polvo (en verdad leíste esos libros, ¿en verdad?), todo lo vivido es tan difuso, tan esteril, pero pasan, ustedes, no yo, a otra cosa, como el desayuno, el baño matutino, el trabajo que se odia o se ama... pero yo no, yo no paso a lo que sigue, mi mente se arremolina en la sensación de muerte que da pensar en el tiempo que se escurre y se empoza y fluye y no. No sé cómo explicarlo, de verdad que no. Y no quisiera dejarme vencer por el cinismo pero ya se sabe cómo soy.

He llevado el auto a lavar. Sí, ya sé que si lo lavara yo sería una actividad que quizá me sacase de mís mórbidas fijaciones pero no lo hago porque no tengo aspiradora y por lo general lo que más me preocupa en este clima de trópico húmedo es el interior, el exterior generalmente está cubierto por una mezcla de polvo de carretera y brisa marina, nada que hacer contra eso, así que prefiero llevarlo al auto lavado donde lo aspiran y le sacuden los tapetes. Pero, oh hados malignos! Hoy me robaron el trapito azul que cargo siempre para limpiar mis lentes, los espejos, el tablero. En cuanto noté su ausencia, reclamé al tipo que detalló el auto, dijo no saber nada, y era verdad, vi en sus ojos el temblor de la verdad, de la sorpresa, no sé, señor, no creo, etc. Estuve a punto de pedir que viniera el gerente, vociferar, desenmascarar el hurto, pero algo dentro de mí, un miedo al ridículo, devastador y paralizante, me hizo desistir, me hizo pensar, no mames, no vas a hacer tanto pinche escándalo por un trapito. Claro que no era cualquier trapito, era un buen trapito, de marca scotch brite, fabricado con microfibra que no rallaba los lentes y arrancaba polvo y grasa con sutil diligencia. Pero sólo era un trapito. Le dije al subhumano que aspiró el auto (sí, soy un pinche clasista) las virtudes de mi trapito, de la microfibra, el miro su trapo de franela y no pareció comprender que el progreso tecnológico pudiese aplicarse a un trapo, que chingados, es sólo un trapo, pensó seguramente, pinche burgués con su trapito chingón.
Así que me retiré con mi auto pero sin mi trapito azul. Estaba, estoy, muy encabronado, porque no es posible que en todos lados te quieran chingar por el puro placer de chingarte, que una persona decente no pueda tener su trapito azul, que en todos lados tengas que andarte cuidando de los rateros, que no puedas confiar en nadie porque estamos como en una regadera de prisión donde si se te resbala el jabón y te agachas a recogerlo, bueno ya se sabe.

Mis pronósticos son que seguirá el mal tiempo, habrá guerra, más enfermedades, más violencia, más pobreza y muerte por doquier, los políticos seguirán fortaleciendo la partidocracia , enriqueciendo sus arcas, habrá cada vez más guardias de seguridad y el rumbo de la civilización seguirá basado en la avaricia y en la explotación del hombre por el hombre. El dinero seguirá siendo más libre que las personas. (Entra al lugar una familia con tres niños muy pequeños, carajo, cómo puede la gente tener hijos, deseando tenerlos, teniéndolos, ¿qué hacen con su conciencia?, ¿saben a dónde los trajeron?) Desaparecerán como las conocemos estas libertades que da la red. Y lo más probable es que yo siga en este limbo bovino. Pero casi siempre me equivoco así que hay esperanza. Sí cómo no.

2 comentarios:

vEra la tanguEra dijo...

¿Buena vibra? Lo siento no he podido terminar de leerte... en realidad... no son palabras que ande buscando... solo quise pasarte a saludar... y dejarte un abracito virtual... y no porque usté lo necesite... aunque creo que lo más seguro es que sí... yo también... buaaaaaaaaaaaa, buaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa, buaaaaaaaaaaaaaaaaaa... creo que es la crisis de esta puta edad... ¡zaz! pues... ya me voy... el día corre y yo no salgo.

Anónimo dijo...

A mí me robaron mi trapito verde en la propia sala de mi casa... ¿Por qué Dios nos castiga?