jueves, septiembre 01, 2005

Aeroplano (1)

Hay allá afuera un universo anaranjado,
nubes anaranjadas empañan el cielo,
fumo en el balcón un porrillo que me regalaron.
En el teclado apenas encuentro las letras.
Miro la brasa: anaranjado.

De dónde nos sale esa envidia por el medio día,
esta necesidad de ser escuchados de dónde,
y a dónde irá a parar todo este dolor agudo
como el saxofón de un buen jazz,
escucho a una banda que se llama Fyris Jazz Band.
Casi dan las nueve y no hay nada interesante qué decir acerca de este día
salvo que saludé a la rubia de los rizos
en el comedor.
Provecho, dije,
provecho, dijo ella y me regaló una sonrisa rápida,
es hermosa la rubia de los rizos
y yo detesto que la gente diga provecho
no entiendo a qué se refieren.
También pensé en la noche,
mientras me afeitaba ayudado de esa espuma de menthol
que te destapa las vías áereas,
donde vuelan los aviones de estos viajes,
pensé que hasta el dolor
se va cansando de doler,
que al final todo es cansancio...

Ayudado de un aerosol y un encendedor
voy a rostizar al mosquito merodeador
mientras vuela
y luego me voy a dormir.