miércoles, mayo 25, 2005


Estampa de Faro, Portugal Posted by Hello

Robots que paren y otros asuntos de oficina

Vocabulario
Opera Prima: aquella obra de ópera en la que aparece alguna de tus primas.




Ayer llegaron todos a mi casa: Todos... es decir los de siempre: el papá, el niño, el bebé con su mamá, el pariente. Por más que yo quiera evitar estas reuniones entre semana, hay una gran inercia tras nosotros, o se dice con nosotros, en nosotros; en alguna forma seguimos en la facultad, chupando los lunes hasta morir, en Copilco.
El despertador sonó puntual, como era de esperarse: las cinco y pinche cuarto. No me levanté, seguí dormitando hasta las pinche cinco y cuarenta. No quería, no tenía otro pretexto: no quisiera estar aquí hoy.
Porque ya estoy aquí; llegué tarde, a las ocho y quince. Venía en el transporte público con las gafas oscuras que ayer olvidó el niño, me las quité cuando me di cuenta de lo mamarracho que me veía: otro más pudriéndose en la monótona soledad de este campo yerto; no hay forma de decirlo.
Escribo, escribo siempre que encuentro un pequeño hueco, un momento de privacidad o de escasez de trabajo, a veces un poco antes de que todos lleguen. No va hacia ningún lugar, no avanzo, no retrocedo, no muero pero tampoco estoy vivo: muerte vital o vida moribunda. No, tampoco es tan grave, tampoco voy a seguir lloriqueando. Sería peor ser uno los tipos que hablan en el escritorio a mis espaldas: Liz y Berenice y el resto de la palomilla que no sé cómo se llama. Ni siquiera pueden imaginarse que aquí, oculto tras mi teclear, las escribo, las lanzo en el tiempo, hacia el tiempo anónimo, imparable: ese mar. Me burlo de sus certezas, de sus fiestas, de sus emociones, como si las mías fuesen mejores. Dice Bere, la de las nalgas bonitas: "lo bueno es que ya conseguí boletos para el Bacardí lounge" (así lo dijo, en cursivas) y también "lo bueno es que anoche chupé gratis", bueno, eso sí que es una ventaja, "ayer me llamó Valter". Pero está bien, se lo perdono, le perdono su estupidez galopante, abrumadora (le perdono que me coqueteé fingiendo que me ignora, que me trate de seducir tras una máscara de indiferencia), sólo por hoy y sólo por tener unas nalgas tan bonitas le perdono todo. Tiene ventajas, yo no tengo un par de esas que disculpe mi estupidez. En teniéndolas ni de mi casa saldría.
Así, todo soñoliento, en ese estado de vegetal meditación que da el dormir poco, caminé rumbo a la oficina. Escarbaba con la punta de mi lengua el agujero que me abrieron en una muela para sacar el nervio, hoy está descubierto y pienso que soy un irresponsable por arriesgar mis piezas dentales así, el caso es que la punta de mi lengua (esto es asqueroso) encuentra de repente un pedazo de tortilla y me lo trago.
Mi jefa no dijo nada, no señaló mi retardo. ¿Qué me pasó? Se me durmió e lgallo (debí decir “se durmió mi gallo”), contesto. Es horrible, dice ella, como identificándose con mi situación. Al llegar a mi piso y a mi sección noté que había poca gente, creo que muchos de los compañeros tuvieron "evento", así le dicen y no estoy muy seguro en qué consista, algo en lo que se puede beber de a grapa. En la cafetería (entiendasé pieza diminuta con dos barras adosadas a la pared, un lavabo y máquinas que despachan agua, café y chatarras) saludo al robot que prepara café, ¿café? Es una máquina parecida a un despachador automático de refrescos. Aprietas un par de botones (E34), pip, pip, cae un vaso y comienza un concierto de mecanismos y fluidos: tzzz, flush, flush, tzzzzz, clic, clac, se abre la compuerta y tomo mi café de las entrañas de la máquina que de pronto se me figura un marsupial. Para sacar el vasito de café hay que meter la mano en una especie de nicho húmedo y pegajoso (debe parecerse a un parto, pare el robot un vasito de café sintético), salpicado con los restos de otras tazas de café, siempre se embarran un poco las manos.
"Se despierta y piensa en mí" dice Bere, es tan encantadora cuando es así de tonta, todos lo somos, no trato de ser peyorativo. Ya me dijo alguna que me gustan las tontas. Bebo mi café con la esperanza de verme pronto como el tipo del anuncio del parabús: sonriente, saludable, vivaracho: el letrero dice,"ríete de la desvelada de anoche, toma nescafé". Aún faltan seis horas, sonrío.

lunes, mayo 23, 2005

Deshechos de oficina

Hace tiempo que no voy al cine. Será que me he cansado de ir solo o será que me he cansado del cine en general, de la vida en general, de varias cosas que antes disfrutaba, en general. Estoy llorando el ser que vivo. Pinche vieja cómo te extraño, si tan solo tuvieras una idea aproximada de tantas horas que te he recordado sin esperanza, como recuerda un náufrago la nave que lo perdió, allá en el fondo silencioso de nuestras playas. ¿Por cierto, qué has hecho de nuestras playas? Hoy promete ser otro día gris, tal vez un poco de lluvia hoy más tarde nos refresque; no pienso más que en dormir una siesta larga y si pudiera yo dormir una siesta larga muy larga y no despertar más, también la dormiría. Casi todos mis afectos están muertos, la vida insípida y tener que seguir, sin fe, sin creencias, como un autómata. Odio, mujer, tu nombre. Estás en todos lados, en cada frase, pero ya no estás conmigo y tengo miedo de que vuelvas con armas nuevas a este sitio que siempre termina abriéndote las puertas, dejar caer el puente, recibirte con fiestas y al mismo tiempo, oh, torpes paradojas, tu regreso a veces se parece tanto a una última esperanza, a un deseo póstumo.

Aforismos de Nietzsche

A veces basta con unos lentes de más alta gradación para curar al enamorado; y el que tuviera bastante imaginación para representarse un rostro,un talle, con veinte años más, andaría muy exento de inquietudes por la Vida.

Los hombres han hablado del amor con tal énfasis y adoración, en resumidas cuentas, porque nunca han encontrado mucho y no pudieron saciarse de este alimento; así es cómo terminó por ser para ellos "un alimento divino". Si un poeta quisiese mostrar la imagen realizada de la utopía del amor universal de los hombres tendría que describir un estado atroz y ridículo del que no se vio jamás ejemplo en la tierra; todos estaríamos mortificados, importunados y deseosos, no por un solo amante, como sucede ahora, sino por miles, y aun por todo el mundo, gracias a una tendencia irresistible que acabaría por maldecirse corno se ha maldecido al egoísmo. Y los poetas de este nuevo estado, si se les dejase tiempo paracomponer sus obras, soñarían con el pasado venturoso y sin amor, con el divino egoísmo, con la soledad que en otro tiempo era posible sobre la tierra, con la tranquilidad, con el estado de antipatía, de odio, de menosprecio y cualesquiera que sean los nombres que se quiera dar a la infamia de la querida animalidad en que vivimos.

Deshechos de oficina

Las tres últimas horas, esas son las más lentas, las que se vuelven una melcocha que no termina de resbalar. Ahora se pone peor la cosa porque me han quitado el acceso a internet, después de que mi jefa se enteró de que me lo habían dejado habilitado por accidente, me quitaron el pequeño placer de escuchar la radio. No me vaya yo a distraer. En fin, no hay que quejarse demasiado. La vida no se ha portado tan mal últimamente y, para ser honesto, la vida en general ha sido muy buena conmigo a no ser por algunas ingratitudes y malas pasadas de algunas personas que ni siquiera alcanzan a ser multitud. No, definitivamente no hay un complot en mi contra.
Pienso en ella, mucho, a veces todavía la sueño. Ayer por la noche la soñé. Obviamente ya no lo recuerdo muy bien pero sucedía algo así como una escena de celos, en esas en las que nos llegamos a especializar, ella me contaba anoche en el sueño todos los lugares que había conocido con el gringo que fue su amante o su novio o su palo o lo que sea que el gringo haya significado o signifique en su vida. A veces pienso en qué sería estar de nuevo con ella. A veces lo deseo bastante. Pero si no es así, si el amor no nos llega de nuevo, tampoco pasa nada, el universo sigue, ni siquiera se entera: seguirá el universo aquí con su eterna indiferencia cuando yo no esté y si no tampoco me voy a enterar; morir es también despertar de este sueño real. El universo unívoco, total, unitario no es más que la suma del infinito número de universos individuales de todos los seres que lo pueblan. Hasta en las leyes que gobiernan el andar de las partículas elementales hay un poco de alma consciente, un poco de voluntad creadora.

lunes, mayo 16, 2005


De hierro colado en SoHo, NY Posted by Hello

domingo, mayo 15, 2005

Cuartillas en serie, 1

Había unas repisas de cristal junto a la mesa del comedor. Levantó la cajita y leyó descuidadamente la inscripción lateral: “La administración de este medicamento simultáneamente con bebidas alcohólicas puede resultar letal. Bajo ninguna circunstancia se deberá consumir alcohol durante el tratamiento. En caso de ingestión accidental induzca el vómito y póngase en contacto con los servicios de emergencia. Tenga esta información a la mano”. Nunca había sabido de un medicamento con esa advertencia. Colocó la cajita en la repisa polvorienta sobre el rectángulo que se había marcado durante meses de días polvosos; exactamente a lado de la botella de whisky aún sin abrir.

Recordó alguna cosa de hacía muchos años. Tal vez aquella vez cuando pasó dos días hospitalizado por combinar imprudencialmente un desparasitante con cerveza de barril. Tenía 15 años y pocos asideros. En ese momento sintió un escalofrío, sintió que hacía demasiado tiempo que estaba viviendo horas extras. Solemos durar más de lo que esperamos, más de lo que deberíamos, y a veces vivimos más años que nuestras ilusiones, que nuestras hipotéticas felicidades.
Volvió los ojos a la botella, rasgó con el dedo índice la capa de polvo. Entraba la luz de la tarde por la ventana del apartamento, algún bullicio de voces y ambulancia, un suave ardor de fosas nasales. Todavía olía un poco a comida, a tortillas calentadas en la flama.
Se sentía cansado, revelación y sorpresa. Sintió sus recuerdos como un gran peso a cuestas. Recientemente un sueño le había entibiado un recuerdo que si bien no estaba del todo olvidado, sí muy ignorado. Tenía 19 años, estaba delgado, en destellos se veía un buen futuro como arquitecto. Estaba con Gabriela.
—¿Recuerdas a Gabriela? —se preguntaría a sí mismo en la mañana.
La verdad es que sí la recordaba. Sabía que era hermosa, de cabello rojizo, tez blanca y pecas en el rostro. Él se había enamorado de ella instantáneamente. En el sueño ella traía puestos unos jeans ajustados como los que traía el día que la conoció, una blusa roja de tela delgada y vaporosa. Tenía hoyuelos en las mejillas durante las sonrisas tímidas que sólo dejaba escapar cuando se sentía en confianza. Él la había hecho sentir en confianza. En el sueño se besaban despacio, reconociéndose. Despertó triste. Impotente al no poder recuperar fuera del sueño, en este terreno inexplorado llamado realidad, aquel momento. Supo entonces lo mucho que había amado a Gabriela Rustrián y se sintió estúpido y miserable por haberla perdido para siempre.
En el comedor el paisaje era aterrador. Al esposo le habían volado los sesos disparándole por atrás; trocitos de cerebro y cráneo salpicaban las paredes, el piso y el mantel de plástico; el rostro ya sin rostro había quedado sumergido en una crema amarillenta con granos de elote. La mujer había sido violada sobre la mesa, y, quizá, cuando el violador hubo consumado el acto, le había disparado por la nuca, la bala hizo estallar la frente. La superposición de la sangre y el acomodo final de los cuerpos, parecía indicar que los tres niños fueron obligados a presenciar la violación y los homicidios antes de ser degollados y desangrados hasta morir.

De Roque Dalton

NO, NO SIEMPRE FUI TAN FEO

Lo que pasa es que tengo una fractura en la nariz
que me causó el tico Lizano con un ladrillo
porque yo decía que evidentemente era penalti
y él que no y que no y que no
nunca en mi vida le volveré a dar la espalda a un futbolista tico
el padre Achaerandio por poco se muere del susto
ya que al final había más sangre que en un altar azteca
y luego fue Quique Soler que me dio en el ojo derecho
la pedrada más exacta que cabe imaginarse
claro que se trataba de reproducir la toma de Okinawa
pero a mí me tocó ruptura de la retina
un mes de inmovilización absoluta (a los once años!)
visita al doctor Quevedo en Guatemala y al doctor
Bidford que usaba una peluca colorada
por eso es que en ocasiones bizqueo
y que al salir del cine parezco un drogadicto desvelado
la otra razón fue un botellazo de ron
que me lanzó el marido de María Elena
en realidad yo no tenía ninguna mala intención
pero cada marido es un mundo
y si pensamos que él creía que yo era un diplomático argentino
hay que dar gracias a Dios
la otra vez fue en Praga nunca se supo
me patearon cuatro delincuentes en un callejón oscuro
a dos cuadras del Ministerio de Defensa
a cuatro cuadras de las oficinas de la Seguridad
era víspera de la apertura del Congreso del Partido
por lo que alguien dijo que era una demostración contra el Congreso
(en el Hospital me encontré con otros dos delegados
que habían salido de sus respectivos asaltos
con más huesos que nunca)
otro opinó que fue un asunto de la CIA para cobrarse mi escapatoria de la cárcel
otros más que una muestra de racismo anti-latinoamericano
y algunos que simplemente las universales ganas de robar
el camarada Sóbelev vino a preguntarme
si no era que yo le había tocado el culo a alguna señora acompañada
antes de protestar en el Ministerio del Interior
en nombre del Partido Soviético
finalmente no apareció ninguna pista
y hay que dar gracias a Dios nuevamente
por haber continuado como ofendido hasta el final
en una investigación en la tierra de Kafka
en todo caso (y para lo que me interesa sustentar aquí)
los resultados fueron
doble fractura del maxilar inferior
conmoción cerebral grave
un mes y medio de hospital y
dos meses más engullendo licuado hasta los bistecs
y la última vez fue en Cuba
fue cuando bajaba una ladera bajo la lluvia
con un hierro M-52 entre manos
en una esas salió de no sé dónde un toro
yo me enredé las canillas en la maleza y comencé a caer
el toro pasó de largo pero como era un gran huevón
no quiso volver para ensartarme
pero de todos modos no fue necesario porque
como les iba contando yo caí encima del hierro
que no supo hacer otra cosa que rebotar como una revolución en África
y me partió en tres pedazos el arco cigomático
(muy importante para la resolución estética de los pómulos)
Eso explica por lo menos parte de mi problema.

jueves, mayo 12, 2005

A veces el vacío

—Éste es el día de los días —dijo ella, cuando me
acerqué—: un día entre todos los días para vivir o morir. Es
un día hermoso para los hijos de la tierra y de la vida, ¡ah, y
más hermoso para las hijas del cielo y de la muerte!

Edgar Allan Poe


¿Hay cosas peores que la impotencia ante la pérdida de un ser querido? Hace unos días hojeaba, ojeaba también sirve, los títulos en una librería. Me detuve en uno que decía la separación de los amantes; en alguna parte el autor o autora, no recuerdo, decía que las rupturas amorosas constituyen uno de los dolores más intensos a los que se puede exponer un ser humano. Pero en estos días ya no tengo ni el sentimiento como llaga viva ni el ánimo creativo para hablar acerca de mis miserias amorosas. Si pudiera yo cambiar lo que ya pasó, ese sueño humano de siempre, el hubiera, si las naves no se hubieran hundido después de que les prendiste fuego, si el puente no estuviera allá en el fondo del río, si, si, si.
Estoy un poco aturdido y no puedo escribir... sí, ya sé que eso se notó desde allá arriba. Como casi siempre el epígrafe me queda grande. Esta confusión, estos nervios alterados por andar leyendo cosas que no debo de leer me durarán varios días, hasta que logré convencerme de nuevo de que el amor nunca es suficiente, nunca será lo que necesitas y de que mejor hubiera sido morir que haberte conocido.

miércoles, mayo 11, 2005

Vida de oficina

Trabajar. Así que de esto se trataba. Todas las mañanas me despierto a las 5:15 de la mañana, aún de noche; me baño, me visto, combino la corbata con la camisa y el saco, hago el nudo cuidadosamente y casi siempre salgo sin desayunar. Por lo general soy el primero en mi área, de hecho siempre soy el primero en llegar, a veces están limpiando los baños. Conozco a poca gente y sólo le hablo a Karla porque entré a trabajar aquí con ella, a Paco porque está a mi izquierda y me está enseñando y a Mary porque es mi jefa y la aprecio mucho. Ayer la chica del cubículo de enfrente, la de las nalgas bonitas, me sonrió, apenas, con un poco de timidez y casi sorprendida ella misma como si la sonrisa se le hubiese trepado a fuerza en el rostro: la traigo muerta.
Por lo general no tengo mucho qué hacer y la dificultad reside en que no se note mucho, en parecer siempre ocupado. Salir de la oficina no representa para mí un alivio, la verdad es que allá afuera la vida se ha vuelto un poco aburrida, muy aburrida para ser justos. Mis amigos han ido desapareciendo.
Desde aquí parece que seguiré solo, que seguiré extrañándote, que tu vida seguirá su curso y la mía seguira creyendo que se fue contigo y te le escapaste, es complicado acostumbrarse a vivir sin ti, sin tu aliento, sin tu sueño profundo de la mañana, sin tu sexo, sin sexo para ser exactos, en fin, es lo que hay diría Olivia y siempre podría ser peor, como en la pesadilla de anoche. Me desperté lleno de miedo a la una de la madrugada, había soñado que era perseguido por un crímen que yo no había cometido, un homicidio. Desperté porque dentro del sueño quise despertar y ahora que lo pienso despertar de un sueño por voluntad propia es una de las pruebas más claras de la realidad del sueño, sé que no puedo explicar ahora esta idea pero sé que es buena, la realidad como un sueño del que no podemos despertar (leer La noche boca arriba de Cortázar). Abrí un poco la ventana y fumé un cigarro. Sentí el alivio de mi vida aburrida, de mis nuevas rutinas y supe que no todo era tan malo, por un momento en la madrugada tuve la desmañanada creencia de que había esperanza. Dime, ¿hay esperanza?
Te quiere mucho mucho,
G.