martes, abril 25, 2006

hoy no fui a trabajar

Recordando a Alma Jiménez

Hoy no fui a trabajar. No me sentía especialmente mal, me he sentido peor, pude ir pero no fui. Durante todo el día realicé ejercicios para desintoxicar la mente intoxicando el cuerpo. No funcionó.
Hace un par de semanas te soñé.
El mundo giró hoy su vuelta de siempre y dudo mucho que haya mejorado.
Olivia: te he recordado también últimamente. He querido escribirte, te he escrito pero no quedo conforme con ninguna de las cartas que escribo.
He recordado también a Montse que tal vez nunca lo sabrá.
No fui a trabajar y el día fue una vuelta al pasado, a otros días, tan tristes, aquí, sin poder pensar en otra cosa ni en otra persona. Eso también lo recordé hoy.
No fui a trabajar porque también tengo un dolor en las articulaciones de las piernas. Muy desagradable, todo el tiempo está ahí.
Me gusta mi cocina porque me trae buenos recuerdos. La cocina es un lugar muy versátil.
Idea: dos que follan en la cocina.
No fui a trabajar: fumé, me chingué un lexotan, comí, dormí, escribo estas líneas para recordar a Alma Jiménez y recordar aquella época difícil en que la conocí. Alma, hoy yo no fui a trabajar.

martes, abril 18, 2006

De cómo la vida laboral nos va cosumiendo

Dicen que el trabajo dignifica pero yo tengo (tenía) un amigo que dice exactamente lo contrario: "desde que trabajo" dice "soy más vil y mezquino, más egoísta y alienado, mis semejantes, que antes hacía la lucha por amar como desde siempre me inculcó mi formación religiosa, se han vuelto garrapatas, solitarias, chinches, sanguijuelas, bichos dispuestos a treparse en mis logros y aprovecharse de mi esfuerzo. No, que el trabajo dignifica es una mierda que inventaron los dueños de las empresas. Ellos sí que se dignifican haciendo trabajar a los demás. Todas las grandes fortunas son producto de una explotación inhumana de los semejantes, Hay un latinajo para decir esto de que el hombre es el lobo del hombre. Poner a trabajar a los semejantes es la forma de dejar de ser uno semejante a ellos" y así se sigue, con este amigo no hay forma de concluir sin exaltos una conversación acerca del trabajo. Yo desde que trabajo me he enfermado de cosas extrañas, se me han podrido algunas muelas, me ha nacido un dolorcito en las articulaciones de la mano derecha por tanto clic clic con el maus y creo que tarde o temprano, con tanto tiempo sentado me brotará una almorrana aue no croará ni se irá saltanado en busca de un estanque. Ay mis chistes. Hoy, por ejemplo, tenía hambre (he decidido dejar de malpasarme y dejar de hacer sólo una comida al día ya que en este momento de mi vida no necesito de una gastritis ni de una úlcera gástrica) y fui al cuartito que por alguna razón extraña llaman aquí cafetería. Me paré frente al despachador de comida y contemplé nuestra oferta alimenticia: Chips, churritos, chicharrones Kimono (nuevos), canapinas, pingüinos, Bimkingos (cuernito masudo), sandwichón, napolitano, twinky, gansito, bran frut, barritas, canelitas, triki trakes, polvorones kranky, moritas, panditas, bubulubú, lunetas, hot nuts, pepitas, galletas príncipe, decanelas, galletas deliciosas (así se llaman), doraditas y chicles varios. El día de mañana, si mi hueva me lo permite, despertaré a las 5 en vez de a las 5:30 para prepararme un sandwich. Saludos a todos, los amo, valen mil, nunca cambien. Huevos!

lunes, abril 17, 2006

Corbata

Hace unas horas encontré una revista entre los papeles de un cesto de basura, me fijé en ella porque sobresalía y me dio por pensar en las cantidades estúpidas de papel que se desperdician en este lugar. ¿Por qué las oficinas gozan de esa impunidad? ¿Por qué el mundo moderno, posmoderno, el actual y póngale el lector el nombre que guste, está tan enraizado en la cultura del desperdicio? Divago, no sé nada, el mundo es ajeno, que den las explicaciones los que piensan, como siempre. Saqué la revista y encontré un artículo acerca de las corbatas. Descubrí con tristeza y vergüenza que el nudo Windsor ya no se usa, ya no está "In". Lo comenté con papá y preguntó ¿Yo uso el nudo Windsor? Sí, tú usas algo así como doble Windsor, respondí. Está pasado de moda, es ñoño según el asesor de imagen de esta prestigiada revista que cogí de un cesto entre papeles que debían su destino a una coma, a una mala alineación de los márgenes de impresión, a un correo electrónico repetido, etc. ¿Y ahora cuál se usa? Preguntó. Estoy aprendiendo a hacerlo. Entre mis primeros recuerdos está mi padre anudándose la corbata con su doble Windsor. Fue hasta los 28 años que descubrí que el secreto del nudo no eran pases mágicos , sólo un par de vueltas, un par de apretones, un tirón y el detalle del nudo. De niño me parecía la corbata de mi padre una especie de herramienta indispensable para su trabajo, el final allegro de su elegancia, el remate personal de su traje. Hace casi un año que me anudo las corbatas que mi padre ya casi no usa y he aprendido a disfrutar el ritual. A veces debo intentar varias veces hasta sentirme satisfecho con el resultado. Todo se ha conmocionado al enterarme de que el nudo Windsor ya no se usa. He intentado el día de hoy probar con otro nudo, más pequeño, que aprendí en las ilustraciones de la revista. Tres veces he tenido que ir al baño sólo para comprobar que, aunque esté de moda, no tiene la perfección simétrica del Windsor. Beberé café hasta la hora de la comida. Hoy me siento triste y es bueno saber que a nadie le importa y que al fin, los lectores de esta página se han aburrido del silencio.