lunes, febrero 16, 2009

Para evitar confundirse lo mejor es evitar la televisión

Estoy convencido que esa teoría ampliamente difundida que muestra a la Tierra como el escenario de una constante y encarnizada lucha por la supervivencia es una gran mentira. Cada día estoy más convencido de que la tierra es un lugar apacible donde pasar un buen rato. No somos sino un chispazo, un instante brevísimo en la historia del cosmos y al mismo tiempo somos parte de ese mismo cosmos eterno y pulsante que flota sobre la mano de un dios que es más que una mano y que escapa al precario entendimiento de la dimensión que habitamos. No hay conciencia ni ciencia ni arte ni doctrina ni religión que se acerque siquiera un poco a dios y sin embargo toda ciencia o conciencia o arte o doctrina o religión o palabra es parte de ese dios infinito. Yo no creo en dios, es decir, no creo en él como un gran ojo evaluando nuestras acciones y una gran oreja ávida de súplicas, no creo en un dios intervencionista, como diría Nick Cave, no creo en el dios idea, la idea de dios es por definición una idea idiota, no creo en el dios oveja ni en el dios barbacoa ávido de inmolarse por nuestros pecados.
“Barbacoa de dios que quitas el pecado del mundo ten piedad de mí”.
La teoría ampliamente difundida que muestra a la Tierra como el escenario de una constante y encarnizada lucha por la supervivencia ni siquiera es una teoría, es una idea capitalista esparcida por una corporación mediática que controla varios canales de televisión como el discovery channel o animal planet. Es en realidad una misma cosa con varios tentáculos, el Zeitgeist. Han creado aberraciones tales como el cazador de cocodrilos que seguro ahora reencarnó en cocodrilo y tendrá también un güey que lo esté chingando. Y han inventado también esta noción del planeta voraz, insaciable, predatorio. Lo único realmente predatorio en este mundo somos nosotros, unos monos rosados muy acelerados y hedonistas a más no poder.
Los únicos que pueden ver la grandeza de la raza humana son los integrantes de la misma raza humana, nos autocontemplamos, somos monos narcisistas; todos nuestros crímenes contra el universo los hemos justificado con la superioridad que nosotros mismos creamos y nos creimos. Soy el último hijo de una era pasada y he llegado tarde a todas partes.

No hay comentarios.: