sábado, junio 28, 2008

Acerca del arte de pelar una piña

Lo que más le gusta al ser humano es echar la hueva, nada le es más ajeno que el trabajo. Uno no buscaría esclavizar al resto de la humanidad si no fuera por nuestra natural tendencia a huevonear. La tecnología nos facilitó la masticación mentos, el transporte, la carga, la caza, el baño entre otras miles de cosas, siempre hacer más con menos —lo mismo que el agua (lo que me da para pensar que si existe un “Dios” debe ser también un gran huevón) que sólo se desliza o se estanca.
La licuadora, por ejemplo, es un gran invento, muele en unos segundos lo que con un instrumento más rudimentario como un mortero o un molcajete podría tomarnos mucho más tiempo. Sin embargo la piña es uno de esos productos que se han resistido. No existe un método rápido ni una máquina que pele una piña y le retire los ojos, hay que ir de uno por uno… Ya, eso es todo, no hay moraleja… se trata de escribir, ¿no?

Pon en tu plato muchos colores
No persigas lo inalcanzable
Ni vayas tras lo que se fue
No intentes cambiar el mundo
Que no nos caen bien los redentores

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