Todo acaba con la muerte, pregunten y verán, incluso ustedes como "personas" (personajes desconocidos de mi obra que es mi vida que no obra, que no es nada) desaparecerán cuando yo muera. Volveremos al polvo y y no volveremos a echarnos un polvo, volveremos al estado paciente de la conciencia, al embrión, la partícula elemental, el cuantión. Esto sé yo y sin embargo sé que moriré y seguirá aquí la mesa. A veces me pregunto qué final, allá en el fondo de los años, le espera a esta mesa. ¿Será acaso como esos viejos muebles de la casa de los abuelos arrinconados y cubiertos de polvo? Tanto de mí se quedará en esta mesa y acaso nos conviertan en leña para paliar un frío mediocre. Pienso en esta mesa y me dan ganas de llorar.
La vida es pasajera del tren del tiempo.
miércoles, mayo 14, 2008
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