miércoles, marzo 04, 2009

¿Alguien ha oído hablar de la física cuántica?

Para empezar debo confesar que conforme pasan los años se me va olvidando el español, su orden, sus palabras, sus normas, por ejemplo ya no recuerdo dónde van algunos acentos y si de por sí las palabras con "g" o "j" me provocaron varias situaciones vergonzosas, ahora sencillamente las evito, siempre que se puede: coger o cojer, qué más da, una es para coger igual a tomar, agarrar y la otra para cojer, follar, fornicar, en fin, como buen vago que soy, divago: dos vagos. He pensado en los días de la facultad y como siempre, como todo tiempo pasado fue mejor, los he añorado, los he sufrido, una aplanadora de nostalgia pasando sobre mis escasas horas lúcidas. No queda nada de eso sino el recuerdo, no hay máquina del tiempo que me permita volver o, si la hay, es esta máquina descompuesta que llamamos memoria. Recuerdo ahora mismo a Julián del Casal, otro enfermo de saudade, pero ¿hay alguien allá afuera que siga leyendo poesía, que memorice versos sólo para recitarlos en la noche a oscuras como quien reza un padre nuestro? Yo no soy.

Pienso en otro episodio de mi vida o no sé si fue mi vida o fue la televisión, hay diferencia? Si uno es lo que cree y lo que uno cree es un constructo amorfo lleno de imágenes de televisión, qué es uno sino televisión. Un anciano constructor de cohetes al borde de la muerte por un cáncer terminal reflexiona acerca del universo mientras mira un encuentro de box en la televisión: no hay dos boxeadores, dice, somos nosotros los que vemos dos boxeadores, no hay un huracán, sólo nosotros que de la inmensa sopa cósmica de partículas chocando locamente entre sí sin orden ni concierto extraemos las formas como cuando miras el tirol del techo y encuentras didujos clarísimos de todo tipo, somos nosotros los que escogemos ver el huracán, todo es parte de todo, no hay parte sino todo, a nivel cuántico, un montón de partículas desenfrenadas y nada más. En fin, tal vez sólo recuerdo episodios que le resten importancia a mi vida, sólo memorizo las cosas que me permitan justificar mi tedio y mi inmensa hueva por todo lo que existe. Obviamente simplifico todo, mi ignorancia me autoriza a simplificar todo. Escribir es un acto de ignorancia, de ilusión, mentira, magia.

No hay comentarios.: